Dime cómo vives y te diré quién eres.

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La primera pregunta que solemos escuchar en Alemania al visitar a alguien por primera vez en su casa, es: - ¿Te enseño el piso? (Bueno, a veces la primera del todo es: - ¿Te importaría quitarte los zapatos?). Yo también he hecho la pregunta al darle la bienvenida a gente en mi casa por primera vez. Parece que en Alemania eso es así. En España, sobre todo en Andalucía, no. Me pregunto entonces, por qué los alemanes tenemos esa necesidad.

Las malas lenguas lo achacan a que de esta manera uno puede presumir de lo bonito que es el armario nuevo que se ha comprado por tantos euros, o de lo ideal que se ve esa pantalla de última generación - que al final sí ha comprado por darse el capricho - en el espacio del home-office. Yo me niego a creer que la gente sea tan burdamente presumida, al menos la que yo conozco.

Además me gusta enterarme de las anécdotas que vienen con cada mueble, pieza de decoración u objeto. Me interesa saber que justo esa lámpara se descubrió en una tiendecita durante las últimas vacaciones en Marruecos. Y que después de unas llamadas súper liosas por lo de la lengua se acabó mandando a casa.

Quizás se debería considerar por qué los alemanes decoramos las casas como las decoramos. Mucha gente decide qué objetos poner en la habitación porque quedan muy bien exactamente ahí, ¿no? Así que es el gusto que juega un papel decisivo. Y éste es, como todos sabemos, individual. Significa entonces que la personalidad de cada uno es fundamental a la hora de decorar el piso o la casa. Una conclusión puede ser que nos identificamos, algunas veces incluso puede que nos definimos a través del piso. Normal que las casas en Alemania se alquilan sin amueblar. Pasamos tanto tiempo en la vivienda y queremos estar bien ahí por lo que decoramos a veces hasta con un esfuerzo considerable según la predilección de cada uno. No es de extrañar entonces que uno se siente orgulloso de cómo queda al final y quiere hacer partícipe a más personas. Por consiguiente muchos alemanes cuando ofrecemos el tour por el piso invitamos a ver no lo que tenemos sino quienes somos.   

¿Cómo hacen los andaluces para dejar que nos enteremos de su personalidad? Encima que no solo no dan el tour por el piso, en general invitan infinitamente menos gente a su casa que en Alemania. Se supone en general que tiene que ver con el clima el hecho de que la vida social en España, en concreto en Andalucía, transcurre más que nada en la calle, y en Alemania en las casas. A parte, la mayoría de personas disfruta mucho juntándose en grupos más grandes que en Alemania. Es imposible invitar siempre toda la peña a la propia casa. A lo mejor hay otra razón detrás de esto, la de la historia del país. En España durante la Guerra Civil y la dictadura, la gente no se podía a veces ni fiar de los propios vecinos, y era más fácil seguir una conversación ajena a través de la pared entre dos viviendas contiguas que en toda la bulla de un bar. ¿Acaso se habrá quedado eso tan metido en la mentalidad colectiva que resulta en que muchos españoles desvelan lo profundo de su personalidad solo a unos pocos, muy buenos amigos? Explicaría a la par por qué en Andalucía por ejemplo es tan fácil charlar con cualquiera, bastante más fácil que en la mayoría de regiones de Alemania. Pero que luego las conversaciones muchas veces no se vuelven muy profundas. Es por eso que los españoles parecen ser más abiertos que los alemanes a primera vista. Tienen muchísimo más contactos sociales en comparación pero al mismo tiempo menos amistades realmente profundas. Y a la hora de salir a la calle se observa lo siguiente: Mientras que un gran número de alemanes se asegura de que la ropa y el peinado sean prácticos y funcionales, la mayoría de españoles cuidan una imagen arreglada y pulcra, incluyendo maquillaje y peinados laboriosos. Y no suelen enseñarnos cómo viven. - ¿Nos quedamos entonces sin saber quienes son?  

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