¿A caso hay todavía quien sepa por dónde es?

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La salud, la protección del clima, la digitalización, la migración, las pensiones, el mercado laboral y la vivienda han sido los temas de interés público en Alemania y otros países europeos en los últimos años. Por supuesto, justo por eso aparecen en todos los programas electorales sea cual sea el partido.

Al escuchar las propuestas para solucionar los problemas acuciantes de la sociedad, me parece evidente que las decisiones políticas suelen estar impulsadas por algún tipo de juego de poder, por normas enquistadas a las que parece que hay que atenerse porque siempre ha sido así, o por conflictos de intereses a distintos niveles. No quiero acusar a ningún político de malicia y no creo que un determinado grupo tire y retuerza los hilos hasta que la política vaya en la dirección deseada.

 Más bien tengo la impresión de que todos están corriendo de un lado a otro como pollos sin cabeza. Estresados por la presión de tener que actuar y de actuar rápido. Así que se lían la manta a la cabeza y siguen corriendo para arriba y para abajo sin ton ni son. Desgraciadamente sin tener ni idea de a dónde dirigirse en realidad. Pensarán: Si me muevo de un lado a otro muy rápido, cambio todas las cosas posibles y parece que sé a dónde voy, nadie se dará cuenta de que realmente no tengo ni idea de lo que se supone que estoy haciendo.

Esto es una reunión en la sala plenaria o en el ayuntamiento o en el parlamento. - Es irrelevante dónde tiene lugar exactamente y en qué composición. Sin embargo, me imagino el parlamento como ejemplo. Todos esos diputados, de los que tenemos demasiados en Alemania, y creo que en España también. Pero es muy práctico cuando muchas personas comparten una tarea: Se comparte también la responsabilidad. Después no tienes que asumir la culpa tú mismo nunca si algo va mal. - Pero eso es un tema en sí mismo, del que quizás hablaré por separado alguna vez. En cualquier caso, creo que las siguientes consideraciones transcurren de forma similar en la mente de muchas personas, independientemente del nivel político en el que estén activas.

Vaya, no he podido leer los puntos del día y las propuestas de solución que se van a debatir y votar hoy. Realmente no tenía nada de tiempo. Bueno, como he estado liado toda la mañana con las videoconferencias esas donde hago de consultor externo, no he podido ponerme con lo otro. Si es que mi paga depende de los resultados.... - Además, era un PDF muy largo. Seguro que serían fácilmente 20 páginas impresas. - Después de eso, he tenido que recoger a los niños de las clases de violín y comprar de paso la cena para la noche, y luego ya era la hora de la reunión. Al menos no estoy solo, todo el mundo parece llegar aquí con prisa. Algunos no vienen y la mitad de los que están aquí ya están otra vez con el móvil. Ah, eso me recuerda que le había prometido a uno de los jefes que le informaría brevemente sobre la reunión de hoy. Bueno, entonces le voy mandando ahora mismo un correo electrónico desde el móvil. De todos modos, al principio de la reunión no hace falta escuchar bien bien - con todas los saludos y las bromitas hasta que entremos en materia. - Es bueno que se haga un resumen de la propuesta antes de tener que votar. Pero, ¿hay algo de la evaluación de los expertos en el resumen? ¿Y el precio final que tendremos que pagar? - Realmente no puedo soltar una duda así ahora. ¡Qué corte! Se daría cuenta todo el mundo de que no he preparado la sesión. Pablo debe haberla leído cuidadosamente. Siempre lo hace. Si no lo pregunta él, entonces todo estará bien. Simplemente votaré lo que él. En realidad, solemos estar de acuerdo de todos modos. - Oh aquí, una alerta en LinkedIn. El puesto parece interesante. Volvería a ser como consultor externo. Es práctico combinar eso con el trabajo del partido. Creo que lo solicitaré. Simplemente no vengo a la reunión una vez al mes. No se notará. Bianca siempre está ausente porque no quiere dejar del todo su antiguo trabajo de abogada. - Oh, Pablo levanta la mano. Rápido. Yo también subo la mía. Pero, ¿fue a favor o en contra?

Y así va avanzando este tren, en el que estamos todos sentados. En la cabina del conductor, nadie sabe realmente cómo manejar los botones y palancas, y mucho menos hacía dónde se supone que hay que dirigirlo. No es posible pararse un momento a pensar en qué destino hay que meter. Porque así perderíamos un tiempo importante, y además, las vías llevan años ampliadas, así que en cuestión al destino, algo habrán pensado en su momento. Los demás seguramente preguntarían si el destino era tan importante ahora. Más bien deberíamos seguir preocupándonos por lo que dijo quién y cómo exactamente, o por quién sonrió mucho o poco a quién y cuándo. Porque si hurgamos un poco más en la vida de los demás sobre las pequeñas cosas y hacemos hincapié en los puntos débiles de cada uno, quizá nadie se dé cuenta de que no estamos preparados ni tenemos tiempo ni nos tomamos la molestia de profundizar en ciertas cuestiones. Tal vez nadie se dé cuenta de que en realidad estamos mucho más interesados en el siguiente puesto al que podamos subir que en determinar una decisión política cuyos frutos no podremos recoger hasta dentro de unos años.

Y mientras tanto, el tren sigue avanzando y cuando va cuesta abajo, acelera - uno u otro en la cabina del conductor puede saber dónde está el freno, pero no quiere usarlo. Entonces él sería el responsable y tendría que responder por este cambio repentino de velocidad o de rumbo. Eso no le conviene a nadie, ya que de todas formas no tenemos tiempo. Al fin y al cabo, el tren frenará por sí solo cuando empiece a subir.

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